Xavi Bassas
General Manager
Cuando sonríes a la vida, la vida te sonríe.
Creo que el dicho no tiene base científica alguna, pero el día a día se encarga de demostrarnos que de la actitud personal depende en gran medida aquello que nos ocurre o deja de ocurrir, aquello que sentimos o dejamos de sentir, aquello que alcanzamos o dejamos de alcanzar.
Por eso, con esa actitud, yo sonrío a la vida y la vida me devuelve su sonrisa de mil formas distintas.
Una que me hace especialmente feliz es compartir la pasión por el baloncesto con mis hijos, ambos jugadores profesionales, y la responsabilidad como entrenador de equipos amateurs.
La sonrisa de la vida también me llena de energía, sobre todo cuando me regala naturaleza en esta puro. Necesito dosis de mar y montaña, espacios naturales donde mi cuerpo y mi mente se relajan y me permiten reflexionar y pensar. Porque la calma me ayuda a afrontar las dificultades y decidir desde una perspectiva serena y objetiva.
Desde no hace mucho tiempo, también encuentro la sonrisa de la vida en los animales, en especial cuando acaricio y paseo con Daia, una Bouvier de Berna que me tiene el corazón robado.
Pero si me dan a elegir una, allí donde encuentro la mayor de las sonrisas de la vida es cuando estoy entre personas que también muestran una actitud sonriente y agradecida, personas optimistas, alegres e incluso atrevidas. Eso me hace feliz, casi tanto como uno de mis objetivos en la vida: ayudar a los demás a sentirse felices.
Xavi Bassas
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