Entre el fax y la IA, siempre las personas
Cuando recuerdas que en tu infancia la televisión era en blanco y negro, que ya de adulto cerrabas operaciones comerciales con la tecnología fax y que tu primer móvil era una pesada maleta, en los albores de un nuevo salto tecnológico impulsado por una incipiente IA tomas consciencia de hasta qué punto ha cambiado todo a tu alrededor, tanto en lo privado como en lo empresarial. ¿Todo?
Cuando has vivido crisis sectoriales, globales, huelgas, ERES, ERTES, pandemias y guerras, te das cuenta de que los avances tecnológicos, los vaivenes de los mercados y las coyunturas económicas y sociales siempre han impactado de una forma u otra en tu compañía. Pero también te das cuenta de que el pasado, el presente y el futuro de la compañía ha tenido, tiene y tendrá un sustento fundamental para gestionar cada momento y cada situación: el equipo humano al que apoyas y del que formas parte. Las personas aportamos la verdadera inteligencia, la intelectual y la emocional, aquella que permite a las compañías seguir construyendo su propio camino, más allá de la tecnología del momento y de coyunturas no siempre favorables.
Si tu actividad pertenece al mundo de la empresa, al del deporte, al del espectáculo o a cualquier otra, trabajes en lo que trabajes, si no cuentas con un buen grupo humano difícilmente tendrás un éxito mantenido en el tiempo. No importa si diriges un equipo productivo, comercial, técnico, financiero, que seas el responsable de todos estos departamentos o el entrenador, el manager o el máster de los estrategas: en primera y última instancia, todo depende del equipo, de las personas que lo integran.
Siempre he compartido mi pasión por el mundo de la empresa y del baloncesto. En la empresa, como emprendedor y directivo. En el baloncesto, como jugador, entrenador y director deportivo. Ambos mundos se han retroalimentado. Las enseñanzas de una actividad han alimentado a la otra. Y la principal enseñanza aprendida ha sido que cuantos más y mejores compañeros de viaje formemos el equipo, más hemos disfrutado y más nos hemos acercado o superado a nuestros objetivos compartidos, fueran empresariales o deportivos.
Otro punto vital y diferencial de este aprendizaje ha sido rodearme de profesionales y jugadores con ganas de formarse, seguir aprendiendo constantemente y hacerlo con ilusión.
Por otra parte, la ambición -bien entendida- también aporta un plus en el rendimiento de los equipos de trabajo. Ambición por ganarte el aprecio y la valoración de los demás, por subir en la escala social, laboral o deportiva, por propia satisfacción y también la ambición por ganar más dinero -soy muy partidario de las retribuciones variables- a partir del esfuerzo y el compromiso personal con el grupo y sus objetivos, alineados estos con los objetivos de la compañía o, en el caso deportivo, con los del club.
Los gerentes, directores o responsables de área debemos practicar con el ejemplo, dar el protagonismo útil y necesario a cada persona miembro del equipo. También estamos obligados a asumir lo que en el deporte se llama “la soledad del entrenador”: pensar y desarrollar una estrategia capaz de mantener la motivación individual y colectiva, con el fin último de ayudar a cada persona y a cada equipo a tener éxito cuando las cosas no son fáciles o no van como desearíamos.
Sin duda, la inteligencia artificial significa un cambio de paradigma en muchos aspectos y ámbitos. Depende de nuestra responsabilidad e inteligencia que sea para el bien común. Mientras la IA crece y se desarrolla, seguiré potenciando la IH, la inteligencia humana que me rodea cada día.
¿Conoces al equipo de ICT Filtración?
Xavier Bassas
Director General